lunes, 10 de marzo de 2008

DÍA DE LAS MUJERES: La ONU en calzoncillos

Por Thalif Deen
Versión en español corregida y editada por Marcela Hernández/ICAE


NACIONES UNIDAS, mar 4(IPS) - Los altos niveles de dirección de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) constituyen un virtual monopolio masculino, a pesar de los discursos y las resoluciones sobre equidad de género.
En una resolución de la Asamblea General en 1997, se demando una paridad de género donde los cargos de toma de decisiones en Naciones Unidas se distribuyan 50 y 50 entre hombres y mujeres, para el año 2000. Sin embargo, ocho años después, la meta sigue lejana.
Unas 600 organizaciones de mujeres y de organizaciones no gubernamentales (ONGs) atribuyeron también a la persistente discriminación de género en el sistema de la ONU, la vacante en la dirección ejecutiva del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (por sus siglas en inglés, UNIFEM).
La UNIFEM está acéfala desde que su ex-Directora Ejecutiva, Noeleen Heyzer fuera nombrada Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica y Social de la ONU para Asia y el Pacífico (por sus siglas en inglés ESCAP). Desde entonces Joanne Sandler ha ejercido las funciones de Directora Ejecutiva interina.
"Necesitamos una designación ahora", dijo Ana Agostino (ICAE), Coordinadora del Grupo Feminista de Trabajo del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés), quien consideró inaceptable el retraso de seis meses.
Las organizaciones de mujeres esperan un anuncio en la sesión en curso de la Comisión de la ONU sobre el Estatus de la Mujer, cuyas deliberaciones de dos semanas concluirán este viernes. Pero nada asegura que esto suceda.
Las 600 instituciones firmantes preparan una carta dirigida al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon para demandar que se acelere el proceso de designación.
"UNIFEM es la única agencia que se preocupa por las mujeres", dijo Ana Agostino (ICAE) a IPS. "Y la única que se vincula con las mismas a nivel de base."
Además, la coalición lanzará una campaña electrónica. "Las mujeres reclamamos justicia de género y responsabilidad en la ONU", agregó.
En esta alianza o coalición de organizaciones figuran la Asociación de Derechos de las Mujeres en el Desarrollo, el Centro para Derechos Productivos, Alternativas de Desarrollo con Mujeres para una Nueva Era, la Coalición Internacional para la Acción por el Desarrollo, la Organización de Mujeres por el Medio Ambiente y Desarrollo, South Asia Women's Watch, la Iniciativa de Mujeres por Justicia de Género y el Centro Caribeño de Políticas para el Desarrollo.
En la carta al Secretario General de la ONU, las firmantes manifestaron su apoyo a la candidatura de la economista Gita Sen, defensora de los derechos de las mujeres, profesora de cuestiones de población y salud internacional en la Universidad de Harvard. Según se informa Gita Sen ha sido pre-seleccionada para el puesto.
La carta indica que las organizaciones de mujeres han "seguido de cerca el proceso de designación desde agosto" y que Sen "es la principal candidata considerando su competencia, experiencia y credibilidad".
El portavoz de la ONU, Farhan Haq, dijo a IPS: "Todavía estamos trabajando en la designación."
La presidenta de la Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres, con sede en Nueva York, Adrienne Germain, dijo a IPS que en un riguroso proceso de selección "se ha identificado a Gita Sen como una gran candidata, con una fuerza sin precedentes".
"Su designación inmediata demostrará el compromiso del Secretario General Ban Ki-moon con la integridad de los procesos de designacion dentro de la ONU", añadió Germain.
Por otra parte, la consagración de Sen fortalecería lo que se prevé como un largo debate sobre el futuro marco para el trabajo de la ONU sobre equidad de género, explicó.
"Las mujeres y las niñas del mundo merecemos un liderazgo competente para UNIFEM, y lo necesitamos ahora, no dentro de dos o tres años", agregó Germain.
Asimismo, Rachel Mayanja, asesora de Ban Ki-Moon en cuestiones de género, informó la semana pasada que la representación de las mujeres en los niveles jerárquicos y profesionales del Secretariado de la ONU era, a diciembre, virtualmente la misma que en el año anterior.
Tanto en el 2006 como en el 2007, la cantidad de mujeres nombradas directoras (D-1 y D-2) asistentes secretarias generales (ASG) y subsecretarias generales (USG, por sus siglas en inglés) ascendían a un 24,7% mientras que en categorías profesionales ascendían a 37,7%.
"Al ritmo actual, con un aumento promedio anual de 1,13 por ciento entre 1998 y 2006, el equilibrio de género en el nivel D-1 se alcanzará en el 2027", calculó Mayanja.
Sin embargo destacó que la equidad de género ya se alcanzó en el Instituto de Entrenamiento e Investigación de la ONU (UNITAR, por sus siglas en inglés) y en el Fondo de las Naciones Unidas sobre Población (UNFPA, por sus siglas en inglés).
Además, agregó que el 47% del staff estaba compuesto por mujeres, tanto en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) como en la Comisión Internacional de Servicio Civil.
Mayanja también resaltó que en una revisión realizada en enero, a algunas entidades intergubernamentales de Naciones Unidas donde 192 países tienen representación directa, reveló que las mujeres, sin excepción, estaban subrepresentadas.
De los seis comités principales de la Asamblea General, sólo el Económico y Financiero es presidido por una mujer. (FIN/2008)
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sábado, 8 de marzo de 2008

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2008

Mensaje del Director Ejecutivo del IIDH en el Día internacional de la mujer

07/03/2008

San José, Costa Rica, 8 de marzo de 2008. El Instituto Interamericano de Derechos Humanos se une nuevamente a la conmemoración del Día internacional de la mujer, que simboliza la lucha, los esfuerzos y el compromiso por el ejercicio pleno de los derechos humanos de la mitad de la población mundial: las mujeres. Son un hecho contundente los avances en esta materia en los últimos tiempos. Aunque es imparable este movimiento internacional, también es cierto que nuestras sociedades han transitado de un siglo recién pasado al XXI de hoy enfrentando grandes desafíos para el pleno goce y ejercicio de los derechos de las mujeres.
Esta historia muestra cómo la protección de los derechos de hombres y mujeres en su universalidad, no tuvo correspondencia con la práctica social. Las mujeres fueron vanguardia y conquistaron la especificidad de sus derechos; consiguieron aprobar instrumentos internacionales que ahora son la guía de las obligaciones de los Estados con los principios fundamentales de igualdad y no discriminación; e incidieron en la promulgación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) y su protocolo facultativo, así como de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (conocida como Convención de Belem do Pará).
Pero también ahora es ampliamente conocido que en varias partes del mundo, e incluso en algunos países con altos niveles de desarrollo político o económico, todavía se persigue y encarcela a las mujeres que defienden sus derechos. Sabemos que muchas mujeres son condenadas a la lapidación, a azotes o a muerte por líderes religiosos radicales y fundamentalistas; o que sufren de mutilación genital por las muy malas y detestables prácticas y costumbres culturales.
En muchos países es sumamente difícil abordar, discutir, educar o implementar políticas públicas en salud sexual y reproductiva, ante enormes dificultades en la autonomía de las mujeres y en la responsabilidad masculina, con graves consecuencias en la reproducción de comportamientos estereotipados, en la prevalencia de la maternidad adolescente y no deseada, en el incremento de las enfermedades de transmisión sexual –y muy particularmente la feminización del VIH y sida–, entre otros.
Conocemos que algunas legislaciones nacionales en América han retrocedido al límite de lo absurdo, poniendo en peligro la vida de las mujeres al negarles tratamientos terapéuticos de primera necesidad y auxilio. Existen pues, muchas situaciones en las cuales los derechos de las mujeres deben ser promovidos y protegidos ante las resistencias fundamentalistas y ultra conservadoras que siguen tratando a la mujer, las jóvenes y niñas con patrones y roles subordinados a lo masculino.
La responsabilidad es del Estado, pero también de todos los seres humanos y de los hombres, en particular, que deben de ser actores de su cambio y del cambio en las relaciones humanas.
Afortunadamente, en el ámbito interamericano se cuenta con un instrumento de protección único en el mundo, como es la Convención de Belem do Pará. Esta legislación avanzada no sólo protege a las mujeres de la violencia intrafamiliar como se interpreta actualmente, sino también de todas las manifestaciones de violencia y de las acciones criminales que someten a las mujeres y le niegan violentamente su autonomía personal.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos directamente y por medio de su Relatora Especial –ahora a cargo de la Vicepresidenta Luz Patricia Mejía–, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos han examinado y resuelto casos de violencia sexual, aplicando esta Convención. Esta es una novedosa modalidad y ejemplo a seguir por los Estados en la reforma o aprobación y en la aplicación de nuevas legislaciones en los ámbitos nacionales, sin olvidar que la Convención tiene un amplio e integral alcance para que las mujeres, jóvenes y niñas de nuestra América tengan una vida digna y sin violencia.
No cabe la menor duda que la igualdad y la no discriminación entre mujeres y hombres, es un objetivo central de la agenda de desarrollo y, al mismo tiempo, uno de los medios para alcanzarlo. Así, y en este sentido, la desigualdad y la pobreza son agravantes que particularmente repercuten en los derechos de las mujeres y en el desarrollo de su autonomía personal.
La democracia contemporánea ha colocado a la persona humana como centro y a las mujeres y los hombres, en condiciones de igualdad jurídica. Sin embargo, mientras la democracia no se entienda como el reconocimiento pleno de la ciudadanía de las mujeres y no se exprese en todos los ámbitos de la interacción social y de la vida cotidiana como en las relaciones interpersonales, la igualdad de género no será lograda en realidad.
Ayer, 6 de marzo, en la
conmemoración adelantada del Día Internacional de la Mujer celebrada en IIDH, Jeanina Hidalgo –socia activa de la Comunidad Internacional de Mujeres con VIH y quien padece las consecuencias del VIH– nos dijo que "la vida es bella porque la he visto partir tantas veces de otras personas muy cercanas". Fue a través de su conmovedor mensaje en que comprendemos que la lucha por los derechos humanos es también la búsqueda de la felicidad porque donde la esperanza no existe, es muy difícil que seamos "protagonistas de la vida que nos queda", como terminó Jeanina Hidalgo con su testimonio a favor de los derechos humanos de las mujeres que padecen con VIH/sida.
Como dije ayer en el acto conmemorativo del 8 de marzo, he estado y estoy a favor de la conquista de la igualdad de derechos en toda su amplitud humana, porque solo a través de la lucha frontal ante las violaciones y ante acciones criminales contra las mujeres, por medio de la promoción activa de la justicia para hacer valer sus derechos y fomentando la educación para aceptar las diferencias, se podrán erradicar las desigualdades que aún subsisten en las Américas.
El IIDH está convencido de que la promoción activa de los derechos de las mujeres, con su voz y su fuerza, lograrán la plena libertad y terminarán con cualquier vestigio de sometimiento social, masculino o político, inexcusable en las democracias del sistema interamericano.

Roberto Cuéllar M.
Director Ejecutivo del IIDH